De una u otra manera la fotografía siempre ha estado presente en mi vida. En mi mente perviven imágenes de mi infancia, jugando con negativos revelados de aquella vieja Kodak Duaflex II que perteneció a mi padre.
Un salto en el tiempo me lleva a los años 80, cuando tuve mi primera cámara analógica, una Cosina casi de juguete. Con mi primer sueldo adquirí una Yashica FX-3.
La llegada de la revolución digital reavivó mi afición por plasmar detalles de la vida, convirtiéndose en mi más ansiada forma de expresarme.
Sigo buscando el campo en el que mejor me mueva. Sin duda alguna el retrato y el desnudo ocupan los primeros lugares de mis preferencias. Me muevo con comodidad intentando sacar el máximo partido expresivo al blanco y negro.
Soy un amateur en permanente formación.